Jamás acomodarse en la comodidad y olvidar a Dios poniéndonos a nosotros mismos en el centro de la vida. Retomando las palabras del profeta Amós, el Papa se dirigió a los catequistas procedentes de todo el mundo, y recordó en la homilía de la misa dominical que si perdemos la memoria de Dios, también nosotros mismos perdemos consistencia, también nosotros nos vaciamos, perdemos nuestro rostro como el rico del Evangelio. Si vamos detrás de los valores efímeros, nosotros mismo nos volvemos vacíos. Tarea fundamental del catequista es hacer crecer en la fe. El catequista -- notó Francisco -- es un cristiano que pone la memoria de Cristo al servicio del anuncio; no para hacerse ver, no para hablar de sí mi
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