Durante el vuelo hacia las Isla de
Lesbos, símbolo del drama de la emigración en Europa, el
Papa ha recordado que es el viaje más triste que ha hecho.
FRANCISCO
"Es un viaje triste. Vamos a ver
la catástrofe humanitaria más grande tras la II Guerra Mundial”.
La situación de los refugiados en esta
frontera europea es dramática. Escapan de la guerra pero los
gobiernos no quieren ayudarlos y los están expulsando.
Al pie de la escalerilla le recibió
el primer ministro griego Alexis Tsipras. El Papa le dio las gracias por la
generosidad de Grecia con los refugiados.
También le esperaban el Patriarca de
Constantinopla y el arzobispo de Atenas y de toda la Grecia. Con ellos el Papa
viajó en un minibús al campo de refugiados de
Moria, un lugar al que llegan los emigrantes y del que no
pueden salir libremente. El campo acoge a unas 2500 personas que están
esperando respuesta a su solicitud de ser refugiados.
Durante más de una hora el Papa ha escuchado sus historias, el drama que les ha
traído hasta aquí.
Francisco también ha secado sus
lágrimas.
Primero ha saludado a los huérfanos,
chicos de entre 8 y 16 años que han dejado atrás absolutamente todo.
Luego el Papa y
el Patriarca de Constantinopla han saludado a muchas familias. El
Papa ha elogiado la humanidad del Patriarca ortodoxo, que daba caramelos a los
niños.
Muchos se limitaban a decir el país
de procedencia: Pakistán, Afghanistán, Irán, Irak y sobre todo
Siria. La mayoría eran musulmanes, pero también yazidíes y
cristianos.
Este hombre le mostró sus heridas de
guerra, y le presentó a su bebé. Nació hace 15 días en las costas de la
Turquía.
Estos le cuentan que vienen de una
ciudad siria tomada por el Isis. Les preocupa la suerte de sus parientes. Ellos
se quedaron aquí.
Esta familia de Irak le pidió ayuda
porque su hija tiene un cáncer de piel y necesitan urgentemente un
médico.
Fue una visita cargada de
emoción.
"Padre, bendíceme, por favor,
porque soy cristiano. Aleluya, aleluya, aleluya. Jesús gracias, gracias Dios
mío”.
FRANCISCO
"Decidme qué puedo hacer e
intentaré hacerlo”.
FRANCISCO
"Esperamos que el mundo mire estas
situaciones trágicas y desesparadas de necesidad, y responda de un modo digno
de nuestra común humanidad”.
Los tres líderes cristianos firmaron
una declaración conjunta en la que piden a los gobiernos que pongan "todos
los medios para asegurar que las personas y comunidades, incluidos los
cristianos, permanezcan en su patria y gocen del derecho fundamental de vivir
en paz y seguridad”.
Después, los refugiados invitaron al
Papa y a los otros líderes religiosos a almorzar, y por supuesto, ellos
aceptaron la invitación.
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