Durante su homilía de este jueves en Casa Santa Marta, el
Papa subrayó la importancia que tienen para la Iglesia los mártires y los
santos de la vida ordinaria. Francisco explicó que dan testimonio de su fe a
pesar de todas las dificultades.
FRANCISCO
"Es
el testimonio de nuestros mártires, hoy, tantos, echados de su tierra,
desalojados, degollados, perseguidos: tienen aquel valor de confesar a Jesús
precisamente hasta el momento de la muerte; es el testimonio de aquellos
cristianos que viven su vida en serio y dicen: ‘Yo no puedo hacer esto, yo no
puedo hacer mal a otro; yo no puedo estafar; yo no puedo conducir una vida a
medias, yo debo dar mi testimonio’.
El Papa recordó que estos mártires y testigos los que llevan la Iglesia
adelante gracias a la obra del Espíritu Santo.
EXTRACTOS
DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente:
Radio Vaticana)
"La
coherencia entre la vida y lo que hemos visto y escuchado es precisamente el
inicio del testimonio. Pero el testimonio cristiano tiene algo más, no es sólo
de quien la da: el testimonio cristiano, siempre, se hace de a dos. ‘Y de estos
hechos somos testigos nosotros y el Espíritu Santo’. Sin el Espíritu Santo no
hay testimonio cristiano. Porque el testimonio cristiano, la vida cristiana, es
una gracia, es una gracia que el Señor nos da con el Espíritu Santo”.
"Es
el testimonio de nuestros mártires, hoy, tantos, echados de su tierra,
desalojados, degollados, perseguidos: tienen aquel valor de confesar a Jesús
precisamente hasta el momento de la muerte; es el testimonio de aquellos
cristianos que viven su vida en serio y dicen: ‘Yo no puedo hacer esto, yo no
puedo hacer mal a otro; yo no puedo estafar; yo no puedo conducir una vida a
medias, yo debo dar mi testimonio’. Y el testimonio es: decir lo que en la fe
ha visto y oído, es decir a Jesús Resucitado, con el Espíritu Santo que ha
recibido como don”.
"Son
precisamente los testigos, es decir los santos, los santos de todos los días,
los de la vida ordinaria, pero con la coherencia, y también los testigos hasta
el fin, hasta la muerte. Estos son la sangre viva de la Iglesia; éstos
son aquellos que llevan la Iglesia adelante, los testigos; aquellos que
atestiguan que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo, y lo atestiguan con la
coherencia de vida y con el Espíritu Santo que han recibido en don”.
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