"Es un pensamiento cerrado que
no está abierto al diálogo, a la posibilidad de que exista otra cosa, a la
posibilidad de que Dios nos hable, que nos diga cómo es su camino, como hizo
con los profetas. Esta gente no había escuchado a los profetas y no escuchaba a
Jesús. Es algo más que ser simplemente cabeza dura. No, es algo más: es la
idolatría del propio pensamiento. 'Yo pienso así, esto debe ser así y nada
más'. Esta gente tenía un pensamiento único y quería imponer este pensamiento
al pueblo de Dios, por esto Jesús les llama la atención: 'Ustedes cargan sobre
las espaldas del pueblo tantos mandamientos y ustedes no los tocan ni con un
dedo'". "No hay posibilidad de diálogo, no hay posibilidad de a ...
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