TIRANA, 21 Sep. 14 / 12:58 pm (ACI).- Entre lágrimas, el
Papa Francisco estrechó en un fuerte abrazo al sacerdote Ernest Simoni, de 84
años, uno de los últimos sobrevivientes de la terrible persecución comunista en
Albania, quien fue encarcelado en condiciones inhumanas y se libró de una
condena a muerte por su fidelidad a la Iglesia y al Sucesor de Pedro.
Durante su visita a Tirana, el Papa Francisco sostuvo un
encuentro en la Catedral de San Pablo con los sacerdotes, religiosos,
religiosas, seminaristas y movimientos laicales, donde escuchó con atención el
testimonio del Padre Simoni.
El presbítero relató que en diciembre de 1944 comenzó en
Albania un régimen comunista ateo que trató de eliminar la fe y el clero con
“arrestos, torturas y asesinatos de sacerdotes y laicos por siete años
seguidos, derramando la sangre de los fieles algunos de los cuales antes de ser
fusilados gritaban: Viva Cristo Rey”.
En el año 1952, las autoridades comunistas reunieron a los
sacerdotes que sobrevivieron y les ofrecieron vivir en libertad a cambio de
distanciarse del Papa y el Vaticano, una intención que nunca aceptaron.
Relató que antes de ordenarse sacerdote estudió con los
franciscanos por 10 años desde 1938 hasta 1948, y cuando sus superiores fueron
fusilados por los comunistas siguió sus estudios clandestinamente.
“Pasaron dos años terribles y el 7 de abril de 1956 fui
ordenado sacerdote, el día después de Pascua y en la Fiesta de la Divina
Misericordia celebré mi Primera Misa”.
El 24 de diciembre de 1963 al concluir la Misa de Vísperas
de Navidad, cuatro oficiales le presentaron el decreto de arresto y
fusilamiento, fue esposado y detenido. En el interrogatorio le dijeron que
sería ahorcado como un enemigo porque dijo al pueblo “que moriremos todos por
Cristo de ser necesario”.
Las torturas lo dejaron en muy mal estado. “El Señor quiso
que continuara viviendo”. Entre los cargos que le imputaron figuraba celebrar
una Misa por el alma del Presidente John F. Kennedy asesinado un mes antes de
su arresto, y que celebró por una indicación del Papa Pablo VI a todos los
sacerdotes del mundo.
“La Divina Providencia ha querido que mi condena a muerte no
fuese llevado a cabo enseguida. En la sala trajeron a otro prisionero, un
querido amigo mío, con el propósito de espiarme, el empezó a hablar mal contra
el partido”, recordó.
“Yo de todos modos respondía que Cristo nos había enseñado a
amar a los enemigos y a perdonarlos y que nosotros debíamos empeñarnos en el
bien del pueblo. Esas palabras mías llegaron a los oídos del dictador que al
cabo de algunos días me liberó de la condena a muerte”, explicó el P. Simone.
Los comunistas cambiaron su condena a muerte por 28 años de
trabajos forzados. “He trabajado en los canales de aguas negras y durante el
periodo de prisión he celebrado la Misa, he confesado y distribuido la comunión
a escondidas”, relató.
El sacerdote fue liberado solo cuando cayó el régimen
comunista y empezó la libertad religiosa. “El Señor me ha ayudado a servir
tantos pueblos y ha reconciliar a muchas personas alejando el odio y al diablo
de los corazones de los hombres”, aseguró.
“Santidad seguro de poder expresar la intención de los
presentes le ruego por la intersección de la Santísima madre de Cristo, el
Señor le de vida, salud y fuerza en la guía del gran rebaño que es la Iglesia
de Cristo, Amén”, concluyó antes de estrechar al Papa en un abrazo que hizo
llorar al Pontífice y a los presentes.
0 comentarios :
Publicar un comentario