1.300
formadores de diversos carismas religiosos impresionaron al Papa con esta
ovación cuando entró en el Aula Pablo VI para tener un encuentro con ellos.
Se trata de
formadores de 418 órdenes y congregaciones religiosas de 106 países diferentes.
FRANCISCO
"Me ha
dicho el cardenal vuestro número, cuántos sois, y he pensado: '¡Pero con la
escasez de vocaciones que hay veo más formadores que formados!'. Esto es un
problema. Es necesario pedir vocaciones al Señor y hacer lo posible para que
vengan vocaciones”.
Francisco
comenzó reconociendo que hay una crisis de vocaciones pero que no por eso se
debe permitir entrar a cualquiera en una congregación.
La vida
consagrada, señaló, requiere bases sólidas, una personalidad que a veces
"hasta las propias familias raramente ofrecen”. Por eso, el Papa dijo que
los formadores tienen ante sí una responsabilidad grande y que la mejor forma
de atraer nuevos candidatos es predicar con el ejemplo de una vida coherente.
FRANCISCO
"También
estoy convencido de que no hay crisis de vocaciones allá donde hay consagrados
capaces de transmitir, con su propio testimonio, la belleza de la consagración.
Y el testimonio es fecundo”.
Y para que
su testimonio sea "fecundo” el Papa recomendó no olvidar la marca que dejó
en ellos su primer encuentro con Jesús. Les aconsejó que con los jóvenes sean
pacientes y pidió que en las congregaciones se cuide de los ancianos.
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