Esta mujer, la presidenta de la
Comunidad judía de Roma, fue la primera que saludó a Francisco en
nombre de todos los judíos de la Ciudad Eterna.
Lo recibió en un lugar muy simbólico,
que recuerda la terrible noche en la que losnazis capturaron a más de 1.200
judíos de Roma. De ellos, más de mil fueron deportados a Auschwitz y
sólo 16 regresaron vivos.
Luego Francisco se detuvo también
ante la placa que recuerda el atentado racista contra la sinagoga,
en el que perdió la vida un niño de 2 años y fueron heridas 40 personas.
"Yo me llamo Nunziante. Escuche,
ya que usted es un gran reconstructor, ¿por qué no reintroduce la fiesta de la
Circuncisión (de Jesús), como cuando yo era niño? Es una buena idea. Sería un
gesto para nosotros. ¡Muy bien! Eres muy simpático. Todos te queremos
mucho”.
Pocos minutos después, el Papa llegó
hasta la puerta de la sinagoga, donde le recibió el rabino jefe de Roma.
Dentro, el Papa saludó a cientos
de personas, entre ellas a los representantes musulmanes invitados a
la visita.
Pero con quienes se detuvo más tiempo
fue con los supervivientes del Holocausto, sentados en primera fila.
En los discursos oficiales, la
presidenta de la Comunidad le dió la bienvenida y recordó a las víctimas de los atentados en Europa y en Oriente Medio y a
los cristianos perseguidos.
RUTH DUREGHELLO
Presidenta, Comunidad Judía de Roma
"No podemos ser espectadores. No
podemos permanecer indiferentes. No podemos caer en los mismos errores del
pasado, hechos de silencios ensordecedores y miradas apartadas. Hombres y
mujeres que no hicieron nada ante vagones llenos de judíos enviados a los
hornos crematorios. Aquí están en primera fila nuestros supervivientes a la
tragedia del Holocausto...”.
El rabino jefe de Roma recordó cómo
las relaciones entre judíos y cristianos han mejorado especialmente tras el
Concilio Vaticano II.
RICCARDO DI SEGNI
Rabino Jefe de Roma
"No acogemos al papa para discutir
de teología. Cada sistema es autónomo, la fe no es materia de intercambio o de
negociación política. Acogemos al papa para confirmar que las diferencias
religiosas, que hay que mantener y respetar, no deben ser justificación del
odio y de la violencia; debe haber amistad y colaboración. Y las experiencias,
los valores, las tradiciones, las grandes ideas que nos identifican, deben ponerse
al servicio de la colectividad”.
El Papa recordó las buenas relaciones con los judíos en Buenos Aires, y
pidió que se trabaje para aumentar la cordialidad y la colaboración.
FRANCISCO
"Sí a que se redescubran las
raíces judías del cristianismo; "No” a cualquier forma de antisemitismo.
Se condena toda injuria, discriminación y persecución”.
Además, el Papa homenajeó a todas las víctimas del Holocausto,
especialmente a las que asistieron a esta visita.
FRANCISCO
"Sus sufrimientos, sus angustias,
sus lágrimas no deben ser jamás olvidadas. El pasado debe servirnos de lección
para el presente y para el futuro. El Holocausto nos enseña que hay que vigilar
al máximo para intervenir a tiempo en defensa de la dignidad humana y de la
paz”.
Antes de marcharse, el Papa escuchó el himno Ani Maamin, el que
cantaban los judíos antes de entrar en las cámaras de gas, para confirmar su Fe
en Dios.
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