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ROMA, 04 Jun. 14 / 06:19 am (ACI/EWTN
Noticias).- En el imponente Santuario del Amor Misericordioso en Collevalenza,
Todi (Italia), el Prefecto de la Congregación para las causas de los Santos,
Cardenal Angelo Amato, presidió la ceremonia de beatificación de la religiosa
española, Madre Esperanza de Jesús, fundadora de las congregaciones de las
Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso.
El sábado 31 de mayo, miles de
personas se dieron cita en el Santuario que la Madre Esperanza construyó
confiando en la Divina Providencia y obedeciendo a la voluntad de Dios, luego
que le inspirara encontrar agua en la colina donde se sabía que no había. La
religiosa cavó un pozo de 122 metros de profundidad donde brotó agua y el Señor
Jesús le dijo: “esta es el agua de mi misericordia”.
Allí construyó piscinas para que los
enfermos puedan bañarse pidiendo la curación tanto física y del alma. También
hay una fuente donde pueden tomar el agua. Cerca a las piscinas y a la fuente
se lee una expresión de la religiosa: “Emplea esta agua con fe y amor, seguro
que te servirá de refrigerio para el cuerpo y de salud para el alma”.
Según señala L’Osservatore Romano, en
la homilía de la Misa de beatificación, el Cardenal Amato recordó que la Madre
Esperanza expresó en varias ocasiones que “la santidad consiste en vivir en
Jesús” y quería santificarse “cueste lo que cueste”.
Explicó también que la Beata buscaba
“cumplir la voluntad de Dios, confiar en su Providencia y amar al Crucificado,
símbolo del amor misericordioso”.
La Madre Esperanza tenía una “fe
ilimitada” con la que “atravesó las oscuras galería del mal, de la
incomprensión y de la humillación, saliendo purificada y fortalecida en sus
propósitos”, indicó el Purpurado.
El Papa Francisco en su carta
apostólica en ocasión de la beatificación destacó tres méritos de la Beata,
como el de ser fundadora de dos congregaciones de vida consagrada, el ser
“testigo de la mansedumbre de Dios sobre todo hacia los pobres” y el tercer
mérito es ser “promotora de la santidad del clero diocesano”.
La Madre Esperanza tenía experiencias
místicas y también en varias oportunidades sufría ataques del demonio a quien
ella llamaba “el tiñoso”, que molesto por sus frutos espirituales se peleaba
con la religiosa, la golpeaba, le daba empujones. En una ocasión le lanzó un
termo de agua caliente y en otra un libro en llamas.
El Beato Juan Pablo II, el mismo año
que publicó su Encíclica “Dives in Misericordia”, visitó el Santuario el 22 de
noviembre de 1981, en su primera visita fuera del Vaticano luego del atentado
que sufrió el 13 de Mayo, para dar gracias al Amor Misericordioso: “Hemos
venido en visita a este santuario porque a la misericordia de Dios somos
deudores de nuestra salud”.
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