jueves, 5 de junio de 2014

Beatifican a religiosa que tuvo estigmas de Cristo y luchó con el demonio

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ROMA, 04 Jun. 14 / 06:19 am (ACI/EWTN Noticias).- En el imponente Santuario del Amor Misericordioso en Collevalenza, Todi (Italia), el Prefecto de la Congregación para las causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, presidió la ceremonia de beatificación de la religiosa española, Madre Esperanza de Jesús, fundadora de las congregaciones de las Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso.

El sábado 31 de mayo, miles de personas se dieron cita en el Santuario que la Madre Esperanza construyó confiando en la Divina Providencia y obedeciendo a la voluntad de Dios, luego que le inspirara encontrar agua en la colina donde se sabía que no había. La religiosa cavó un pozo de 122 metros de profundidad donde brotó agua y el Señor Jesús le dijo: “esta es el agua de mi misericordia”.

Allí construyó piscinas para que los enfermos puedan bañarse pidiendo la curación tanto física y del alma. También hay una fuente donde pueden tomar el agua. Cerca a las piscinas y a la fuente se lee una expresión de la religiosa: “Emplea esta agua con fe y amor, seguro que te servirá de refrigerio para el cuerpo y de salud para el alma”.

Según señala L’Osservatore Romano, en la homilía de la Misa de beatificación, el Cardenal Amato recordó que la Madre Esperanza expresó en varias ocasiones que “la santidad consiste en vivir en Jesús” y quería santificarse “cueste lo que cueste”.

Explicó también que la Beata buscaba “cumplir la voluntad de Dios, confiar en su Providencia y amar al Crucificado, símbolo del amor misericordioso”.

La Madre Esperanza tenía una “fe ilimitada” con la que “atravesó las oscuras galería del mal, de la incomprensión y de la humillación, saliendo purificada y fortalecida en sus propósitos”, indicó el Purpurado.

El Papa Francisco en su carta apostólica en ocasión de la beatificación destacó tres méritos de la Beata, como el de ser fundadora de dos congregaciones de vida consagrada, el ser “testigo de la mansedumbre de Dios sobre todo hacia los pobres” y el tercer mérito es ser “promotora de la santidad del clero diocesano”.

La Madre Esperanza tenía experiencias místicas y también en varias oportunidades sufría ataques del demonio a quien ella llamaba “el tiñoso”, que molesto por sus frutos espirituales se peleaba con la religiosa, la golpeaba, le daba empujones. En una ocasión le lanzó un termo de agua caliente y en otra un libro en llamas.


El Beato Juan Pablo II, el mismo año que publicó su Encíclica “Dives in Misericordia”, visitó el Santuario el 22 de noviembre de 1981, en su primera visita fuera del Vaticano luego del atentado que sufrió el 13 de Mayo, para dar gracias al Amor Misericordioso: “Hemos venido en visita a este santuario porque a la misericordia de Dios somos deudores de nuestra salud”.

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