Esta fiesta se celebraba en la Iglesia Latina el jueves
siguiente al Domingo de Trinidad para conmemorar solemnemente la institución de
la Sagrada Eucaristía. Del Jueves Santo, que conmemora este gran evento, se
hace mención como Natalis Calicis (Nacimiento del Cáliz), siendo el día 25 de
Marzo considerado en algunos lugares como el día de la muerte de Cristo. Este
día, sin embargo, estaba en Semana Santa, un tiempo de tristeza, tantos otros actos tenían lugar en este día
que el acontecimiento principal casi se perdía de vista. Esto se menciona como
la razón principal para la introducción de la nueva fiesta, en la Bula
“Transiturus”.
El instrumento de que se valió la Divina Providencia para
oficializar el día , fue Santa Juliana de Monte, desde su temprana edad, tuvo una gran
veneración por el Santísimo Sacramento, y siempre anheló una fiesta especial en
su honor. Se afirma haberse incrementado este deseo por una visión de la
Iglesia bajo la apariencia de la luna llena que tenía un punto negro, el cual significaba
la ausencia de tal solemnidad. Ella hizo conocer sus ideas a sacerdotes,
obispos y hasta finalmente al Papa
Urbano IV, quien publicó la Bula
“Transiturus” (8 de Septiembre de 1264), en la cual, después de haber ensalzado
el amor de Nuestro Señor como se expresaba en la Sagrada Eucaristía, ordenó la
celebración anual de Corpus Christi en el Jueves siguiente al Domingo de
Trinidad, concediendo al mismo tiempo muchas indulgencias a los fieles por su
asistencia a la Misa y al Oficio. Este Oficio, compuesto a solicitud del papa
por el Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino, es uno de los más bellos en el
Breviario Romano y ha sido admirado aún por los protestantes.
En los Estados Unidos y algunos otros países la solemnidad
se celebra en el domingo siguiente al de Trinidad.
¿Qué es un milagro eucarístico?
Los milagros eucarísticos son hechos sobrenaturales
relacionados a la Eucaristía. La Eucaristía es el rito en de la consagración
del pan y el vino para convertirlos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La
mayoría de los milagros eucarísticos ocurren durante algún momento del ritual
de la eucaristía, pero el término "milagro eucarístico" también se
refiere a ocurrencias relacionadas a la hostia consagrada
Uno de los ejemplos
más comentados son cuando se dan casos (muy especiales) en que la Hostia pasa
de ser "pan" a ser parte de un tejido de carne, o el vino pasa a
convertirse en sangre.
Hay la historia de
cuando San Antonio de Padua presentó la hostia consagrada a una mula que
su dueño había dejado sin comer varios días (con el objeto de hacer esta
prueba). Cerca de la Hostia habían puesto la comida de la mula. La pobre mula,
toda hambrienta, en lugar de correr tras la comida se detuvo ante la hostia, se
inclinó reverentemente, y luego fue a
comer, fue un milagro que convirtió a muchos.
Algunos milagros eucarísticos famosos
Lanciano: Aquí se conserva desde hace más de trece siglos el
más antiguo y más grande de 400 milagros eucarísticos. Esta es la historia: Un
sacerdote inteligente y entendido en las cosas del mundo, pero débil en la fe,
dudaba de la presencia real de Nuestro Señor Jesús en la Eucaristía: ¿Está
Jesús realmente presente –no figurativa ni simbólicamente– en la Eucaristía?
Una mañana del año 700, mientras celebraba la Santa Misa, el
sacerdote estaba siendo atacado fuertemente por la duda, y después de haber
pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia
se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Se sorprendió
y emocionó tanto que se puso a temblar y a llorar incontrolablemente de gozo y
agradecimiento.
Estuvo parado por un largo rato, de espaldas a los fieles,
como era la Misa en ese tiempo. Después se volteó despacio hacia ellos,
diciéndoles: “¡Oh afortunados testigos a quién el Santísimo Dios, para destruir
mi falta de fe, ha querido revelárseles Él mismo en este Bendito Sacramento y
hacerse visible ante nuestros ojos. Vengan, hermanos y maravíllense ante
nuestro Dios tan cerca de nosotros. ¡Contemplen la Carne y la Sangre de Nuestro
Amado Cristo!”.
Las personas se apresuraron para ir al altar y, al
presenciar el milagro, empezaron a clamar, pidiendo perdón y misericordia.
Otras empezaron a darse golpes de pecho, confesando sus pecados, declarándose
indignos de presenciar tal milagro. Todos contaban la historia por toda la
ciudad y por todos los pueblos circunvecinos.
La Carne se mantuvo intacta, pero la Sangre se dividió en el
cáliz en 5 partículas o bolitas de diferentes tamaños y formas irregulares.
Inmediatamente la Hostia y las cinco partículas fueron colocadas en un
relicario de marfil, que fue reemplazado en 1713 por el relicario actual, de
plata y cristal, en el que hoy pueden verse la Carne y la Sangre como entonces.
En sí mismo, este suceso, certificado documentalmente, es
extraordinario. Pero además, la conservación de la Carne y de la Sangre, dejada
al estado natural por espacio de trece siglos y expuesta a la acción de agentes
atmosféricos y biológicos, es inexplicable científicamente. Lo normal es que se
hubieran desintegrado al cabo de unos cuantos años.
A través del tiempo, se han hecho muchas investigaciones. En
1574 se descubrió otro fenómeno inexplicable. Las cinco bolitas de Sangre
coagulada son de diferentes tamaños y formas, pero cualquier combinación pesa
en total lo mismo. En otras palabras, una pesa lo mismo que dos o cinco, dos
pesan lo mismo que tres o cuatro, etc.
Análisis realizados en 1991 con absoluto rigor científico,
con los instrumentos más avanzados y documentados por una serie de fotografías
al microscopio, dieron los siguientes resultados: La Carne pertenece a un
corazón humano, estando presentes, en secciones, el miocardio, el endocardio,
el nervio vago y, por el relevante espesor del miocardio, el ventrículo
izquierdo. La Sangre es sangre humana con todos los componentes de la sangre
fresca. Carne y Sangre son del grupo sanguíneo AB, como el presente en la
Sábana Santa y otros milagros eucarísticos.
¿Qué decir ante esto? Para que creamos, Jesús nos demuestra
mediante este Milagro Eucarístico que en cada Misa y en cada Sagrario de la
Tierra se encuentra Él realmente presente en el Santísimo Sacramento de la
Eucaristía, con Su Carne y Sangre, Humanidad y Divinidad. Allí está Su Corazón
traspasado de amor por los hombres, recibiendo indiferencias y desprecios,
ofensas y sacrilegios de aquellos por los que sufrió hasta la muerte en la
cruz.
El milagro de Alboraya
En una noche de julio de 1348, el párroco de Alboraya, Valencia (España)
fue a llevar Viático a un moribundo. La tormenta que amenazaba no le arredró
pues era un sacerdote amante de la Eucaristía. Terminada su visita, justo
cuando se disponía a regresar, irrumpió con fuerza la amenazante tormenta.
Pensó que no podía quedarse en aquella casa toda la noche y, aprovechando un
momento de calma temporal, se lanzó al camino con el copón fuertemente agarrado
cerca de su pecho. La tormenta no cedía y el camino estaba oscuro y repleto de
lodo.
Prosiguió su camino hasta llegar al paso más difícil, perdió
el equilibrio, resbaló y perdió control del copón que cayó en las tumultuosas
aguas del torrente. La noticia se propagó por toda la zona y muchos hombres se
presentaron para ayudar con el rescatee. Ttrabajaron toda la noche y, por fin,
con las primeras luces del día, apareció el copón. Pero... ¡estaba vacío!
Fue entonces que el Señor les respondió con un gran Milagro
que fue testimoniado por cien crónicas. A la luz de la aurora, allí donde el
torrente desemboca al mar, todos los vecinos de Alboraya pudieron ver cómo tres
peces se mantenían erguidos sobre la corriente, cada uno sosteniendo en la boca
entreabierta una Hostia consagrada. Aquellos devotos cayeron de rodillas,
mientras alguien corrió a comunicar al párroco aquel portento. Los tres peces
siguieron inmóviles en medio de la corriente hasta que el sacerdote, revestido
de ornamentos sagrados, se acercó a la ribera. Mientras todos cantaban al
Señor, los tres peces fueron depositando las tres Formas en manos del
sacerdote. Siguió una procesión para trasladar el Santísimo hasta la iglesia
del pueblo.
El copón del milagro se conserva aún hoy como perpetuo
recuerdo del milagro. En él se han grabado las siguientes palabras:
"¿Quién negará de este Pan el Misterio, cuando un mudo pez nos predica la
fe?"
Milagro eucarístico de Casia: Este pueblo es más conocido
por su hija Santa Rita cuyo cuerpo descansa en la basílica, pero también aquí
se conserva la reliquia de un insigne milagro Eucarístico que tuvo lugar en
Siena, Italia, en 1330.
Un sacerdote había perdido su respeto por la Eucaristía. Un
día recibió una llamada de un enfermo. En vez de poner la Eucaristía en el
relicario para llevarla cerca de su corazón, el sacerdote tomó la Hostia e
irreverentemente la puso entre las páginas del Breviario. Cuando llegó a la
casa del enfermo, lo preparó para recibir la Eucaristía. Abrió el libro para
tomar la Hostia y darle la comunión. Al abrir el libro, el sacerdote fue
sacudido al encontrar en su lugar dos manchas redondas de sangre en las
páginas, una frente a la otra. El sacerdote se fue de la casa con gran pánico,
e inmediatamente buscó a Beato Simone, quien era conocido por su santidad, para contarle su pecado y el milagro, y le dio la
absolución.
A este milagro se le atribuye un fenómeno muy extraño. ¿O
podría ser un milagro dentro de un milagro? A través de los años las personas
empezaron a notar un cambio en la página con la mancha de sangre. Un rostro
comenzó a aparecer en la página. Es casi como si un color más oscuro apareciera
en ciertas partes de la página. Hay algunos que ven el rostro de Cristo. Cuando
el sacerdote trae la Custodia al Altar, pone una linterna detrás de la página
para mostrar el rostro. Es un perfil perfectamente formado de un hombre con
barba y bigote.
Testigos
Misa en cárcel comunista. Cardenal Van Thuan
¿Cómo celebraba la misa el cardenal vietnamita que estuvo
años en un campo de concentración? Van Thuan, el arzobispo vietnamita que
estuvo años en prisión, da testimonio sobre cómo logró celebrar la misa en un
campo de concentración comunista.
"Cuando me arrestaron, tuve que marcharme enseguida,
con las manos vacías. Al día siguiente me permitieron escribir a los míos, para
pedir lo más necesario: ropa, pasta de dientes... Les puse: Por favor, enviadme
un poco de vino como medicina contra el dolor de estómago. Los fieles
comprendieron enseguida. Me enviaron una botellita de vino de misa, con la
etiqueta: medicina contra el dolor de estómago, y hostias escondidas en una
antorcha contra la humedad.
La policía me preguntó: –¿Le duele el estómago? –Sí. –Aquí
tiene una medicina para usted. Nunca podré expresar mi gran alegría:
diariamente, con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma de la mano,
celebré la misa. ¡Éste era mi altar y ésta era mi catedral! Era la verdadera
medicina del alma y del cuerpo: Medicina de inmortalidad, remedio para no
morir, sino para vivir siempre en Jesucristo, como dice Ignacio de Antioquía.
A cada paso tenía ocasión de extender los brazos y clavarme
en la cruz con Jesús, de beber con Él el cáliz más amargo. Cada día, al recitar
las palabras de la consagración, confirmaba con todo el corazón y con toda el
alma un nuevo pacto, un pacto eterno entre Jesús y yo, mediante su sangre
mezclada con la mía. ¡Han sido las misas más hermosas de mi vida!"
Mártir por amor a la Eucaristía.Obispo Fulton Sheen
Unos meses antes de su muerte el Obispo Fulton J. Sheen fue
entrevistado por la televisión nacional: "Obispo Sheen, usted inspiró a
millones de personas en todo el mundo. ¿Quién lo inspiró a usted? ¿Fue acaso un
Papa?".
El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un
Papa, ni un Cardenal, u otro Obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja.
Fue una niña China de once años de edad.
Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China,
encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la Iglesia. El
sacerdote observó aterrado desde su ventana como los Comunistas penetraron en
la iglesia y se dirigieron al santuario. Llenos de odio profanaron el
tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al piso, esparciendo las Hostias
Consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente
cuántas Hostias contenía el copón: Treinta y dos.
Cuando los comunistas se retiraron, tal vez no se dieron
cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de
la iglesia, la cual vio todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y,
evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró a la iglesia. Allí hizo una
hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio. Después de
su hora santa, se adentró al santuario, se arrodilló, e inclinándose hacia
delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (en aquel tiempo
no se permitía a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).
La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su hora
santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda
noche, después de haber consumido la última Hostia, accidentalmente hizo un
ruido que despertó al guardia. Este corrió detrás de ella, la agarró, y la
golpeó hasta matarla con la culata de su rifle.
Este acto de martirio heroico fue presenciado por el
sacerdote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto
convertido en celda.
Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró a tal
grado que prometió a Dios que haría una hora santa de oración frente a Jesús
Sacramentado todos los días, por el resto de su vida. Si aquella pequeñita pudo
dar testimonio con su vida de la real y hermosa Presencia de su Salvador en el
Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único
deseo desde entonces sería, atraer el mundo al Corazón Ardiente de Jesús en el
Santísimo Sacramento.
La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que
se debe tener por la Eucaristía; como la fe puede sobreponerse a todo miedo y
como el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender a la vida
misma.
Lo que se esconde en la Hostia Sagrada es la gloria de Su
amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El
sol en el cielo es tan solo un símbolo del hijo de Dios en el Santísimo
Sacramento. Por eso es que muchas custodias imitan los rayos de sol. Como el
sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente
sobrenatural de toda gracia y amor.
Es manifestación del amor más sublime que existe. Solo
Nuestro Señor, nos ama de esta forma. El Señor nos sigue dando Su Sangre y Su
Cuerpo todos los días en la Eucaristía para sanarnos, liberarnos y
sustentarnos, como Él mismo dijo: 'El que come mi carne y bebe mi sangre tiene
la vida eterna y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera bebida'. (Juan 6,54-56).
JESUS es el Santísimo Sacramento, la Luz del mundo.
Fuentes:
.corazones.org
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