Durante meses los brasileños se han manifestado en contra de
la celebración del Mundial de fútbol en el país.
Su lista de quejas es larga: desde la falta de
infraestructuras, como escuelas y camas de hospital, hasta el mal uso de los
fondos públicos para construir los estadios donde se jugarán los partidos.
La Conferencia de Obispos brasileños apoyó a los
manifestantes y decidió sacar una tarjeta roja simbólica a los organizadores
del Mundial.
Detallan los ocho errores del gobierno y los dirigentes de
la FIFA en un folleto que han distribuido por internet y en las parroquias de
todo el país.
Denuncian que muchas familias han perdido sus casas,
demolidas para construir estadios. También lamentan daño del medio ambiente y
rechazan la desinformación de millones de ciudadanos sobre las obras de un
torneo que durará un mes.
El folleto incluye además seis consejos para que Brasil
"gane” el Mundial. Proponen que se garantice una vivienda a todo el mundo
y se proteja a los trabajadores, especialmente a los vendedores ambulantes.
Piden que se combata el tráfico de
personas y se respeten los derechos de los aficionados y manifestantes.
La Conferencia Episcopal también salió en defensa de las
personas sin hogar para que "no se les saque de la calle durante el
mundial y, cuando acabe, vuelvan a ellas como si fuesen objetos”. Los obispos
reiteraron su apoyo a la campaña internacional contra el tráfico sexual.
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