El Pasado domingo en la plaza de San Pedro. Francisco
recuerda que el corazón de Cristo se acerca al enfermo y lo toca, exponiéndose
directamente al contagio.
Hoy, a nosotros, el Evangelio de la curación del leproso nos
dice que, si queremos ser verdaderos discípulos de Jesús, estamos llamados a
convertirnos, unidos a Él, en instrumentos de su amor misericordioso, superando
todo tipo de marginación. Para ser “imitadores de Cristo” (cfr 1 Cor 11,1)
frente a un pobre o a un enfermo, no debemos tener miedo de mirarlo a los ojos
y de acercarnos con ternura y compasión
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