Se trata de estudiar criterios y nuevas modalidades con el
fin que las mujeres no se sientan invitadas, sino plenamente participes de los
varios ámbitos de la vida social y eclesial. La Iglesia es mujer, la Iglesia,
no el Iglesia. Esto es un reto que no se pospone más. Lo digo a los pastores de
las comunidades cristianas, aquí en representación de la Iglesia Universal,
pero también los laicos y las laicas en diversos modos empeñados en la cultura,
en la educación, en la economía, en la política, en el mundo del trabajo, en
las familias y en las instituciones religiosas.
Más presencia de la mujer en la vida de la Iglesia, en el
mundo laboral, y sobre todo en la familia, y no más en condiciones de pel ..
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