Una enorme expectación ha precedido
la entrada de Francisco en el Aula Pablo VI.
El Papa se reunió con unos 5.000 consagrados y religiosos que están en Roma con
motivo del final del Año de la Vida Consagrada.
Como hace en muchas ocasiones,
Francisco decidió improvisar en el último momento.
FRANCISCO
"He dado al cardenal prefecto el
texto porque es un poco aburrido leerlo”.
Francisco les explicó que el hecho de consagrar su vida a Dios no significa vivir alejados
del mundo. Tienen que ser próximos a creyentes y no creyentes.
FRANCISCO
"Sed hombres y mujeres consagradas
pero no para alejarse de la gente y tener todas las comodidades. No. Sedlo para
acercaros y comprended la vida de los cristianos y de los no cristianos: los
sufrimientos, los problemas y tantas cosas que solo se entienden si un hombre o
una mujer consagrada se convierte en un "prójimo””.
Insistió en el mal del chismorreo.
Les pidió que no cedan a la tentación de hablar mal unos de
otros y les dio un consejo para cuando les suceda.
FRANCISCO
"Si te apetece decir algo contra
un hermano o una hermana, lanzar "una bomba de chismorreo”...¡Muérdete la
lengua! Fuerte”.
El Papa les advirtió de una práctica
que se produce cuando los miembros de una congregación envejecen y para no
desaparecer, muchas veces reciben a nuevos miembros aplicando criterios equivocados.
FRANCISCO
"Algunas congregaciones hacen el
experimento de "la inseminación artificial”. ¿Qué hacen? Reciben. Dicen:
"Sí, ven, ven”. Y luego hay problemas ahí dentro. Se debe recibir con
seriedad”.
Después de analizar estos desafíos,
Francisco les dio las gracias por su entrega y vocación con unas tiernas
palabras.
FRANCISCO
"Quiero poner de relieve a las
consagradas, a las religiosas... ¿Qué sería de la Iglesia si no estuvieran las
religiosas?”
Antes de terminar su encuentro el Papa pidió a Dios que dé más vocaciones y a los
consagrados y religiosas, como de costumbre, les pidió que no se olviden de
rezar por él.
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