El análisis
es parte del «Estudio de las Nuevas Estructuras Familiares (New Family Structures Study)», cuyos contenidos fueron
validados y difundidos por la prestigiosa revista científica Social Science
Research.
Regnerus,
junto a ocho científicos de las
ciencias sociales provenientes de distintas universidades norteamericanas,
analizaron miles de datos obtenidos con una encuesta aplicada durante el año
2011 a 2.988 jóvenes de 18 a 39 años, entre los cuales habían personas criadas
por adultos (padres biológicos o no) que en algún momento de sus vidas
tuvieron, o mantenían al momento de la encuesta, una relación homosexual.
La encuesta
se aplicó también a jóvenes
de perfiles similares, pero criados en otros entornos familiares (considerando
para su muestra a familias naturales, adoptivas, divorciados, monoparentales).
El número de entrevistados, diversidad y rigor estadístico hacen de esta
encuesta el instrumento de medición más fiable a la fecha.
Niñas y niños vulnerados que esperan
reparación y justicia
El estudio denuncia que
un 40 % de los hijos de parejas gay o lesbianas ha contraído una enfermedad de
transmisión sexual, versus el 8% de las parejas heterosexuales. Además, el 12%
de los encuestados ha pensado en el suicidio, versus el 5% de los hijos criados
por un hombre y una mujer. Los hijos de parejas del mismo sexo, prosigue el
estudio, recurren con mayor facilidad a la psicoterapia y requieren mayor
asistencia social (19% frente a 8%). A menudo son desempleados (28% contra 8%),
son normalmente más pobres, menos saludables, más propensos al tabaquismo y a
la criminalidad.
El profesor
Regnerus identificó que los hijos de parejas lesbianas difieren en un grado estadísticamente significativo
respecto de los hijos criados en familias biológicas intactas en 25 de los 40
aspectos medidos por el Estudio. De igual manera, los hijos de parejas gay
ostentan un grado estadísticamente significativo en 11 de los 40 aspectos
medidos, en comparación con el resto de las familias.
Los
hallazgos del grupo académico liderado por Regnerus desafían categóricamente la validez de los 59 estudios citados por
la Asociación Psicológica Americana (APA) que con un número muy inferior de
casos y menor cruce de datos, afirmaban que no existían desventajas para los
niños criados por padres gay o lesbianas.
Por el
contrario, el informe hace un balance de los estudios registrados durante los últimos 10 años
y correspondiente discusión académica sobre el tema, señalando que ninguno de
esos estudios es metodológicamente fuerte para poder sostener la posición de la
APA. Más precisamente, dice, «la estadística muestra con cierta claridad que
los hijos criados por padres gay o lesbianas están, en promedio, en una
desventaja significativa cuando se comparan con los hijos criados por sus padres
biológicos, casados, en familias intactas».
Protestas, ataques y ocultamiento de la verdad
El documento ha generado
una violenta reacción en organismos pro-gay y son escasos los medios de
comunicación masiva que han dado la cobertura merecida a esta información.
El lobby
gay, que se ha vuelto experto en infiltrar instituciones, exigió a la misma Universidad de Texas organizar una
comisión docente que re-analizara los resultados de la investigación,
llegándose incluso al extremo de incautar la computadora personal del profesor
Regnerus.
Pero la
comunidad científica internacional reaccionó. Un influyente grupo de científicos sociales -
incluyendo a Michael Emerson, Christian Smith, Rodney Stark, W. Bradford Wilcox
y Bradley Wright - defendió la validez y certeza del estudio de Regnerus.
Finalmente
en declaración pública emitida el 24 de agosto, la comisión académica investigadora exigida a la
Universidad de Texas concluyó que, después de «una cuidadosa revisión de los
datos manejados en el estudio (…) el profesor Regnerus no ha cometido mala
praxis científica».
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