miércoles, 19 de febrero de 2014

Conclusiones de un informe sociológico: daños y déficits en niños criados por parejas del mismo sexo



(Portaluz/InfoCatólica) «Los niños criados en hogares homosexuales tienen un promedio más bajo en niveles de ingresos económicos cuando son adultos, y padecen más problemas de salud física y mental, así como mayor inestabilidad en sus relaciones de pareja». Es una de las conclusiones del estudio realizado por el destacado profesor Mark Regnerus, asociado de Sociología en el Centro de Investigación sobre la Población, de la Universidad de Texas. Sin temor afirma que se expone a graves riesgos a los niños que son adoptados o criados por parejas del mismo sexo.

El análisis es parte del «Estudio de las Nuevas Estructuras Familiares (New Family Structures Study)», cuyos contenidos fueron validados y difundidos por la prestigiosa revista científica Social Science Research.

Regnerus, junto a ocho científicos de las ciencias sociales provenientes de distintas universidades norteamericanas, analizaron miles de datos obtenidos con una encuesta aplicada durante el año 2011 a 2.988 jóvenes de 18 a 39 años, entre los cuales habían personas criadas por adultos (padres biológicos o no) que en algún momento de sus vidas tuvieron, o mantenían al momento de la encuesta, una relación homosexual.

La encuesta se aplicó también a jóvenes de perfiles similares, pero criados en otros entornos familiares (considerando para su muestra a familias naturales, adoptivas, divorciados, monoparentales). El número de entrevistados, diversidad y rigor estadístico hacen de esta encuesta el instrumento de medición más fiable a la fecha.

Niñas y niños vulnerados que esperan reparación y justicia

El estudio denuncia que un 40 % de los hijos de parejas gay o lesbianas ha contraído una enfermedad de transmisión sexual, versus el 8% de las parejas heterosexuales. Además, el 12% de los encuestados ha pensado en el suicidio, versus el 5% de los hijos criados por un hombre y una mujer. Los hijos de parejas del mismo sexo, prosigue el estudio, recurren con mayor facilidad a la psicoterapia y requieren mayor asistencia social (19% frente a 8%). A menudo son desempleados (28% contra 8%), son normalmente más pobres, menos saludables, más propensos al tabaquismo y a la criminalidad.

El profesor Regnerus identificó que los hijos de parejas lesbianas difieren en un grado estadísticamente significativo respecto de los hijos criados en familias biológicas intactas en 25 de los 40 aspectos medidos por el Estudio. De igual manera, los hijos de parejas gay ostentan un grado estadísticamente significativo en 11 de los 40 aspectos medidos, en comparación con el resto de las familias.

Los hallazgos del grupo académico liderado por Regnerus desafían categóricamente la validez de los 59 estudios citados por la Asociación Psicológica Americana (APA) que con un número muy inferior de casos y menor cruce de datos, afirmaban que no existían desventajas para los niños criados por padres gay o lesbianas.

Por el contrario, el informe hace un balance de los estudios registrados durante los últimos 10 años y correspondiente discusión académica sobre el tema, señalando que ninguno de esos estudios es metodológicamente fuerte para poder sostener la posición de la APA. Más precisamente, dice, «la estadística muestra con cierta claridad que los hijos criados por padres gay o lesbianas están, en promedio, en una desventaja significativa cuando se comparan con los hijos criados por sus padres biológicos, casados, en familias intactas».

Protestas, ataques y ocultamiento de la verdad

El documento ha generado una violenta reacción en organismos pro-gay y son escasos los medios de comunicación masiva que han dado la cobertura merecida a esta información.

El lobby gay, que se ha vuelto experto en infiltrar instituciones, exigió a la misma Universidad de Texas organizar una comisión docente que re-analizara los resultados de la investigación, llegándose incluso al extremo de incautar la computadora personal del profesor Regnerus.

Pero la comunidad científica internacional reaccionó. Un influyente grupo de científicos sociales - incluyendo a Michael Emerson, Christian Smith, Rodney Stark, W. Bradford Wilcox y Bradley Wright - defendió la validez y certeza del estudio de Regnerus.

Finalmente en declaración pública emitida el 24 de agosto, la comisión académica investigadora exigida a la Universidad de Texas concluyó que, después de «una cuidadosa revisión de los datos manejados en el estudio (…) el profesor Regnerus no ha cometido mala praxis científica».

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