"Cuantas
familias destruidas porque el papá, la mamá no son capaces de encontrar el
camino de la paz y prefieren la guerra, hacer causa... ¡La guerra destruye!
'¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros'? En el
corazón. Hoy les propongo rezar por la paz, por aquella paz que parece haberse
convertido sólo en una palabra, nada más. Para que esta palabra tenga la
capacidad de actuar, sigamos el consejo del Apóstol Santiago: '¡Reconozcan su
miseria!".
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