"Vayamos
hoy a casa con estos dos íconos: David que llora y el otro, el jefe de la
Sinagoga, que se arroja ante Jesús, sin miedo de avergonzarse y hacer reír a
los otros. En juego estaban sus hijos: el hijo y la hija. Y con estos dos
íconos digamos: 'Creo en Dios Padre...'. Y pidamos al Espíritu Santo - porque
sólo es Él, el Espíritu Santo -- que nos enseñe a decir '¡Abba!, ¡Padre!'. ¡Es
una gracia! Poder decir a Dios '¡Padre!' con el corazón es una gracia del
Espíritu Santo. ¡Pedirla a Él!".
martes, 4 de febrero de 2014
El Papa en la homilía: nos dirijamos sin miedo a Dios Padre
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