¡Pecador
si, traidor no! Y esta es una gracia: permanecer hasta el final en el Pueblo de
Dios. Tener la gracia de morir en el regazo de la Iglesia, en el regazo del
Pueblo de Dios. Y este es el primer punto que quisiera subrayar. Pedir también
para nosotros la gracia de morir en casa. Morir en casa, en la Iglesia. ¡Esta
es una gracia! ¡Esto no se compra! Es un regalo de Dios y debemos pedirlo:
'Señor, ¡hazme el regalo de morir en casa, en la Iglesia!'. Pecadores sí,
¡todos, todos lo somos! Pero traidores ¡no! Corruptos ¡no! ¡Siempre dentro! Y
la Iglesia es tan madre que también nos quiere así, tantas veces sucios, pero
la Iglesia nos limpia: ¡es madre!".
viernes, 7 de febrero de 2014
Francisco: Pecadores sí, ¡todos, todos lo somos! Pero traidores ¡no!
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