La Vía Appia era una de las principales arterias del Imperio
Romano. Comunicaba la ciudad de Roma con Brindisi, el puerto comercial más
importante de Oriente Medio. Las familias más ricas de la antigua Roma
construían sus villas a ambos lados de esta calzada.
Es el caso de Santa María Nova. En el siglo II era parte de
la Villa dei Quintili, la más grande en las afueras de Roma. Su restauración ha
desvelado los cambios que sufrió a lo largo de los siglos.
RITA PARIS
Directora arqueológica
"Estamos en condiciones de conocer la historia de la
transformación de este lugar desde la época romana hasta nuestros días, pasando
por la antigüedad, la época medieval, el cambio a propiedad eclesiástica y la
congregación de monjes olivetanos, que estuvieron casi cinco siglos y también
dejaron su huella”.
La restauración comenzó en el año 2006 con la intención de
reconstruir la zona tal y como la diseñaron en el año 123. Por eso han incluido
plantas medicinales, árboles y flores que evocan su aspecto original.
RITA PARIS
Directora arqueológica
"Lo primero fue la consolidación del techo para proteger
el edificio principal, que corresponde a un importante monumento romano, una
gran cisterna. Y después hemos excavado, preparado la zona y habilitado los
servicios necesarios para poder abrir al público”.
De forma inesperada descubrieron una zona termal que
frecuentaban los guardias de la villa. Estaba enterrada, construida en mármol
blanco y adornada con estos dos elaborados mosaicos. Uno representa un combate
entre los gladiadores Montanus y Antonius. El otro ilustra una escena del
circo.
A partir de ahora el área arqueológica se abre al público.
Los visitantes podrán conocer cómo ha cambiado la vida romana en los últimos 18
siglos.
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