El cardenal Cañizares descarta la posibilidad de cambiar el
momento del rito durante la celebración.
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos, en una reciente carta circular, anunció que la ubicación del signo
de la paz dentro de la Misa no cambiará, pero sugirió varias formas en la que
el rito podría ser realizado con mayor dignidad.
En un comunicado difundido el 28 de julio, el secretario
general de la Conferencia Episcopal Española, P. José María Gil Tamayo, indicó
a los obispos locales que “la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos se pronunció a favor de mantener el ‘rito’ y el ‘signo’ de
la paz en el lugar en el que está ahora en el Ordinario de la Misa”.
El P. Gil Tamayo anotó que esto fue hecho porque el rito de
la paz es “característico del rito romano” y por “no creer que sea adecuado
para los fieles introducir cambios estructurales en la Celebración Eucarística
en este tiempo”.
El signo de la paz es realizado después de la consagración y
justo antes de la recepción de la Comunión. Se había sugerido que sea movido
para que precediera la presentación de los dones.
El comunicado del P. Gil Tamayo fue enviado a los Obispos
españoles, y sirvió de prefacio a la carta circular de la Congregación para el
Culto Divino, que fue firmada el 8 de junio de este año por el Cardenal Antonio
Cañizares Llovera, su prefecto, y su secretario, Mons. Arthur Roche.
La carta circular había sido aprobada y confirmada el día
anterior por el Papa Francisco.
La carta hizo cuatro sugerencias concretas sobre cómo la
dignidad del signo de la paz debe ser mantenido contra los abusos.
El P. Gil Tamayo explicó que la carta circular es un fruto
del sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía, en 2005, en el que se discutió
la posibilidad de mover el rito.
“Durante el Sínodo de los Obispos hubo una discusión sobre
la conveniencia de mayor moderación en el gesto, que puede ser exagerado y
causar una cierta distracción en la asamblea, justo antes de la recepción de la
Comunión”, escribió Benedicto XVI en su exhortación apostólica post-sinodal
“Sacramentum caritatis”.
Benedicto XVI añadió que “he pedido a los dicasterios
competentes que estudien la posibilidad de mover el signo de la paz a otro
lugar, tal como antes de la presentación de los dones en el altar… tomando en
cuenta las antiguas y venerables costumbres y los deseos expresados por los
Padres Sinodales”.
Una inspiración para el cambio sugerido fue la exhortación
de Cristo en Mateo 5,23, que “si recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar y ve a reconciliarte primero”. También habría
llevado el rito a conformidad, en ese aspecto, con el rito ambrosiano,
celebrado en Milán (Italia).
El Camino Neocatecumenal, un movimiento laico en la Iglesia,
ya ha movido el signo de la paz en sus celebraciones del rito romano, a antes
de la presentación de los dones.
La decisión de la congregación vaticana de mantener el lugar
del signo de la paz fue el fruto del diálogo con los Obispos del mundo, que
comenzó en 2008, y en consulta tanto con Benedicto XVI y con el Papa Francisco.
La Congregación para el Culto Divino dijo que “ofrecería
algunas medidas prácticas para expresar mejor el signo de la paz y moderar los
excesos, que crean confusión en la asamblea litúrgica, justo antes de la
Comunión”.
“Si los fieles no entienden y no muestran, en sus gestos
rituales, el verdadero significado del rito de la paz, están debilitados en el
concepto cristiano de la paz, y su participación fructífera en la Eucaristía es
afectada negativamente”.
Sobre esta base, la congregación ofreció cuatro sugerencias
que buscan formar el “núcleo” de catequesis sobre el signo de la paz.
Primero, mientras confirma la importancia del rito, enfatiza
que es “completamente legítimo afirmar que no es necesario invitar
‘mecánicamente’ a intercambiar (el signo de) la paz”.
El rito es opcional, recordó la congregación, y ciertamente
hay veces y lugares en que no encaja.
Su segunda recomendación fue que como las traducciones son
hechas de la típica tercera edición del Misal Romano, las Conferencias de
Obispos deben considerar “cambiar la forma en la que el intercambio de la paz
se realiza”. Sugirió en particular que “los gestos familiares y mundanos de
saludo” deben ser sustituidos con “otros gestos, más apropiados”.
La Congregación para el Culto Divino también señaló que hay
muchos abusos del rito, que deben ser detenidos: la introducción de una
“canción de la paz”, que no existe en el rito romano; que los fieles se muevan
de su lugar para intercambiar el signo; que el sacerdote deje el altar para
intercambiar el signo con los fieles; y cuando, en ocasiones tales como
matrimonios o funerales, se vuelve una ocasión para felicitaciones o
condolencias.
La exhortación final de la congregación vaticana fue que las
conferencias episcopales preparen catequesis litúrgicas sobre el significado
del rito de la paz y su correcta observación.
“La relación íntima entre la ‘lex orandi’ (ley de la
oración) y ‘lex credendi’ (ley de la fe) debe ser obviamente extendida a ‘lex
vivendi’ (ley de la vida)”, concluyó la carta de la congregación.
“Que los católicos hoy están enfrentados con el grave
compromiso de construir un mundo más justo y pacífico, implica un entendimiento
más profundo del significado cristiano de la paz y su expresión en la
celebración litúrgica”