“Sin Dios no se puede hacer nada”, “el Espíritu Santo
une mientras el maligno divide”. Papa Francisco utiliza un lenguaje contundente
para elaborar un “catálogo de enfermedades” que hoy en día puede afectar el
cuerpo de la Iglesia. En el curso de lo que llamó “un estímulo y un examen de
conciencia para prepararse para la Navidad” el Papa habló de la Curia como un
cuerpo sujeto a tentaciones, peligros que lo alejan de la vocación de servicio.
Cuantas veces, de hecho, ocupados en las muchas actividades diarias, se cae en
el “martalismo”, perdiéndose la cosa mejor, es decir, sentarse a los pies de
Jesús. Una tentación que se expande, dejando crecer la idea de sentirse
inmortales, inmunes, indispensables
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