El
pensamiento dominante propone a veces una “falsa compasión”: la que presenta
como una ayuda a la mujer el favorecer el aborto; como acto de dignidad
procurar la eutanasia; como una conquista científica ‘producir’ un hijo
considerado como un derecho y no como un don; o usar vidas humanas como
conejillos de Indias para salvar presumiblemente a otras. La compasión
evangélica, sin embargo, es la que acompaña en el momento de la necesidad, es
decir la del Buen Samaritano, que ‘ve’, ‘se compadece’, se acerca y ofrece
ayuda concreta.
Así se
dirigió el Papa a más de 5.000 médicos de la Asociación de médicos católicos
italianos, recibidos en el Aula Pablo VI en ocasión del 70° aniversario de
fundación de l ...
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