El pesebre y el árbol tocan el corazón de todos, aun el de
los que no creen, pues hablan de fraternidad, intimidad y amistad, llaman a los
hombres de hoy a redescubrir la belleza de la sencillez, del compartir y de la
solidaridad. Agradeciendo a las ciudades de Verona y Catanzaro - que este año
donaron el pesebre y el árbol de la Plaza de San Pedro. Dos signos navideños
siempre sugestivos, que invitan a la unidad, concordia y paz. A dejar lugar en
nuestra vida personal y social a Dios- el Papa Francisco dijo que estos dones
de las regiones italianas ayudarán a los peregrinos de todo el mundo a recordar
mejor que el Señor llama al corazón del hombre sin arrogancia y ofrece su amor
omnipotente a través .
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