Cuando Juan Pablo II llegó a Cuba
tenía 78 años, la misma edad que el Papa Francisco. Sin embargo, el entonces
Papa estaba mucho más débil. Era enero de 1998, y a pesar de sus fuerzas
limitadas, Juan Pablo visitó cuatro provincias de la isla y tuvo doce
discursos.
"Yo no soy contrario a los
aplausos, porque cuando aplauden el Papa puede un poco reposar”.
El Papa se reunió con Fidel Castro,
que le recibió en el aeropuerto, asistió a suMisa en la Plaza de la
Revolución de La Habana y fue a despedirlo antes de su regreso a Roma.
JOAQUÍN NAVARRO-VALLS
Portavoz de Juan Pablo II
"Recuerdo la tarde en la que ya se
terminaba el viaje, estábamos en el aeropuerto para tomar el avión, el discurso
de despedida de Castro en el que vino a decir: "Le agradezco a usted todo
lo que ha dicho en este país, incluso las cosas que usted ha dicho con las que
yo podría no estar de acuerdo”. Es un modo muy delicado y cortés, que
naturalmente si hubiera estado de acuerdo en todo con el Papa aquello hubiera
cambiado y no ha cambiado”.
Como recuerdo del viaje, Fidel Castro aceptó una petición de Juan Pablo II: que el 25 de
diciembre fuera día de fiesta en la isla. Un regalo que sigue
en pie y que gustó mucho a los cubanos.
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