Francisco celebró la solemnidad de
Todos los Santos en el cementerio municipal más grande de Roma, el cementerio del
Verano.
Se trata de un camposanto situado en
una zona poco turística, por lo que a la ceremonia acudieron personas de muchos
barrios romanos.
En su homilía reflexionó sobre el pasaje de las bienaventuranzas del Evangelio.
Francisco se detuvo especialmente en reconocer la necesidad de la paciencia y
el perdón.
FRANCISCO
"Cuántas veces somos impacientes,
nerviosos, siempre preparados para lamentarnos. Tenemos tantas cosas que
reprochar a los demás pero cuando nos toca a nosotros reaccionamos alzando la
voz, como si fuéramos los dueños del mundo”.
"Beatos los misericordiosos
porque obtendrán misericordia”. Al recordar este pasaje el Papa alabó a las
personas que saben perdonar a todos sin excepción.
FRANCISCO
"Que no juzgan todo y a todos,
sino que buscan ponerse en el lugar de los demás. El perdón es una cosa que
todos necesitamos, no hay nadie excluido”.
El Papa también recordó a los "sembradores de paz”, a quienes no miran su
provecho personal sino que, con constancia y paciencia
construyen la paz a su alrededor desinteresadamente.
FRANCISCO
"Miremos a la cara de los que van
por ahí sembrando cizaña. ¿Son felices?Aquellos que buscan siempre las
ocasiones para engañar, para aprovecharse de los demás. ¿Son felices? No. No
pueden ser felices. En cambio los que todos los días, con paciencia, buscan
sembrar la paz, son artesanos de paz, de reconciliación”.
En el pasado, el Verano era una zona
de ricas familias senatoriales. Ahora se trata de un barrio popular de la ciudad y su cementerio es de los más conocidos,
también desde el punto de vista artístico. En él dejaron su huella
los escultores italianos más famosos de los últimos doscientos años.
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