El Jubileo de la Misericordia comenzó
aquí, en Bangui, la capital de la República Centroafricana, el tercer país más
pobre del mundo.
Así llegó Francisco en papamóvil a la
explanada de la catedral Nuestra Inmaculada Concepción de Bangui. Allí presidió
la misa del primer domingo de Adviento pero antes, improvisó unas
palabras. Dijo que Bangui era la capital espiritual del
mundo.
FRANCISCO
"Bangui es la capital espiritual
de la oración por la Misericordia del Padre. Todos juntos pidamos la paz, la
misericordia, la reconciliación, el perdón, el amor. Para Bangui, para toda la
República Centroafricana y para todo el mundo y los países que sufren la
guerra. Pidamos la paz. Todos juntos pidamos amor y paz. Amor y paz. Ahora, con
esta oración, comenzamos el Año Santo, aquí, en esta capital espiritual del
mundo”.
Y así con esta oración y este
gesto, el Papa dio comienzo al jubileo, abriendo la puerta santa de la
catedral de Bangui.
En su homilía, Francisco habló de
reconciliación y perdón. En República Centroafricana se enfrentan, desde 2013,
dos milicias, los Séléka, de corte islamista; y los Anti-Balaka, formada por
cristianos y mercenarios de otras etnias y religiones.
FRANCISCO
"Una de las exigencias
fundamentales de esta vocación a la perfección es el amor a los enemigos, que
nos previene de la tentación de la venganza y de la espiral de las represalias
sin fin”.
También habló de esperanza y de
justicia para todas aquellas personas que no ven en el horizonte "señales
positivas”. Recordó que Dios es justicia y amor.
FRANCISCO
"Dios es más potente y más fuerte
que todo. Esta convicción da al creyente serenidad, valor y la fuerza de
perseverar en el bien frente a las peores adversidades. Incluso cuando se
desatan las fuerzas del mal, los cristianos han de responder al llamado de
frente, listos para aguantar en esta batalla en la que Dios tendrá la última
palabra. Y será una palabra de amor”.
Y antes de terminar, lanzó un contundente mensaje a todos los que empuñan las armas contra
los demás.
FRANCISCO
"Deponed estos instrumentos de
muerte; armaos más bien con la justicia, el amor y la misericordia, garantías
de auténtica paz”.
Reconciliación, amor, perdón y paz.
Fueron las últimas palabras de la homilía del Papa que recibieron un
fuerte aplauso.
Unas 2500 personas asistieron a la
misa, incluidos en primera fila, el imán Kobina Layama de la mezquita
central de Bangui y las autoridades del país. Otros cientos de peregrinos
siguieron la ceremonia desde fuera de la catedral.
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