¿Existe realmente
"la" verdad? ¿Podemos conocerla?
Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano
Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión:
"¿Qué es la verdad?" (Jn 18,37.38). Pilato no entiende que
"la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro
de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la
Verdad, la cual, en la plenitud del tiempo, "se hizo carne" (Jn 1,1.14),
que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no te agarra como
una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una
Persona.
¡Se es cristiano en
todo momento! Totalmente.
Tenemos que dejarnos impregnar con la luz del Espíritu
Santo, para que Él nos introduzca en la Verdad de Dios, que es el único Señor
de nuestra vida. En este Año de la Fe preguntémonos si en realidad hemos dado
algunos pasos para conocer mejor a Cristo y las verdades de la fe, con la
lectura y la meditación de las Escrituras, en el estudio del Catecismo,
acercándonos con asiduidad a los Sacramentos.
Pero preguntémonos al mismo tiempo cuántos pasos estamos
dando para que la fe dirija toda nuestra existencia. No se es cristiano
"según el momento", sólo algunas veces, en algunas circunstancias, en
algunas ocasiones; ¡no, no se puede ser cristiano así!
"Nosotros
tenemos necesidad de sus oraciones"
En una homilía, el Papa comentó un pasaje de los Hechos de
los Apóstoles en el que San Pablo exhorta a los "ancianos" de la
Iglesia de Éfeso a vigilar sobre sí mismos y sobre todo el rebaño, a ser
pastores atentos a los "lobos rapaces".
Es una de las
"más bellas páginas del Nuevo Testamento" – dijo Francisco –
"llena de ternura y de amor pastoral", en la que se destaca "la
bella relación del obispo con su pueblo". Y explica que los obispos y los
sacerdotes están al servicio de los demás, para custodiar, edificar y defender
al pueblo. Es, dijo el Papa, "una relación de protección, de amor entre
Dios y el pastor y del pastor y el pueblo":
"Al fin y al
cabo un obispo no es obispo para sí mismo, los es para el pueblo; y un
sacerdote no es sacerdote para sí mismo, los es para el pueblo: al servicio del
pueblo, para hacer crecer, para pastorear al pueblo, al propio rebaño".
Cuando en este camino
el obispo hace esto es una bella relación con el pueblo, como el obispo Pablo
hizo con su pueblo, ¿no? Y cuando el sacerdote tiene esta bella relación con el
pueblo, nos da un amor: hay amor entre ellos, un verdadero amor, y la Iglesia
se vuelve unida". Y añadió:
"Nosotros tenemos necesidad de sus oraciones", porque también el
obispo y el sacerdote pueden ser tentados". Los obispos y los sacerdotes
deben rezar tanto, anunciar a Jesucristo Resucitado y "predicar con valor
el mensaje de salvación". "Pero también nosotros somos hombres y
somos pecadores y somos tentados".
Sobre esas tentaciones, el Papa dijo que "San Agustín,
comenta: “Cuando el obispo, el sacerdote, se aprovecha de las ovejas para sí
mismo, el movimiento cambia: no es el sacerdote, el obispo para el pueblo, sino
el sacerdote y el obispo que toma del pueblo”.
El Papa pidió rezar por los pastores "para que seamos
pobres, para que seamos humildes, mansos, al servicio del pueblo". Y, por
último, sugirió que se lea el capítulo 20, versículos del 28 al 30 de los
Hechos de los Apóstoles, "Lean esta bella página y leyéndola, recen, recen
por nosotros los obispos y por los sacerdotes", dijo Francisco.
Vigilia de
Pentecostés
En la presentación de la Vigilia que tiene como eslogan
"Yo creo, Aumenta en nosotros la fe", que se realizará el próximo
sábado 18 de mayo, estarán presentes 120 mil personas pertenecientes a 150
diferentes grupos, movimientos y asociaciones laicales de todo el mundo
reunidos en la Plaza San Pedro las diferentes realidades eclesiales de los
cinco continentes se han registrados para este evento que “demuestra que la
catolicidad de la Iglesia no conoce límites”.
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