martes, 24 de diciembre de 2013

Sacrificarme por mi hijo me permitió entender – ¡por fin! – el sentido de la Navidad

- ¿Cómo pudo esta mujer descubrir el sentido de la Navidad en una situación tan difícil; de esas que muchas veces nos llevan a preguntarnos si Dios verdaderamente es bueno y compasivo? Creo que la respuesta la tenemos en la primera carta de Juan. El apóstol escribe:

“Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él” (1Jn 4, 7-8)

El mejor modo de conocer a Dios – que es Amor – es amando. No existe un camino más directo ni más hermoso para conocer y comprender mejor todo lo que Dios hizo por nosotros sino mirando desde sus propios ojos; es decir, los ojos del amor. La mujer del video tomó una decisión muy hermosa, se sacrificó por la salud de su hijo. Esto le donó una mirada distinta de toda la realidad, le permitió entrar en la dinámica del amor y comprender la difícil pero hermosa experiencia de morir a uno mismo para recuperar una vida mejor.

Cuando un corazón que ama – un corazón como el de esta mujer – se posa sobre el pesebre, se produce una reacción empática; es decir, el misterio se desvela porque de alguna manera – limitada seguramente – lo vivimos nosotros también. La lógica del amor deja de sernos ajena y podemos comprender con mayor facilidad cómo Dios puede habernos amado hasta el punto de ofrecer a su único Hijo por la salvación de los hombres. Vivir en la lógica del amor nos abre al misterio del Amor. Por eso esta Navidad, si aún nos cuesta comprender el significado que ella tiene, tratemos de crecer en el amor, de entrar en la lógica del perdón, de la reconciliación, del sacrificio por los demás y de la renuncia a uno mismo; estoy seguro que así, cuando nuestros ojos se posen sobre el nacimiento, comprenderemos algo más del misterio de la Navidad, algo que nos estaba oculto se nos descubrirá y como ocurrió con la mujer del video, podremos abrir mejor el corazón a la Esperanza que el niño Jesús nos ha venido a ofrecer.

Para terminar, como dice la madre del video, tal vez a ti te toque encontrar el sentido de la Navidad en uno de esos lugares inesperados como un relación difícil, una enfermedad o la perdida del propio empleo; pero lo encontrarás no por lo dolorosas o difíciles que son estas situaciones sino porque son ocasiones para acercarnos a Dios a través del amor o para dejarnos amar por Dios. Por esta razón, si bien el dolor conduce y ayuda muchas veces a descubrir una manera nueva de amar, también la alegría auténtica, la amistad, la gratitud, y los momentos hermosos de la vida, son ocasiones que nos permiten desplegarnos en el amor y conocer más a Jesús. A veces los lugares más inesperados son los que más damos por descontados: la familia, el trabajo, la universidad. Tu Belén, el lugar donde Dios nace en tu corazón, puede ser cualquier lugar, porque todo lugar es bueno para amar…

¡Feliz Navidad!

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