No era una
visita normal a una parroquia. El Papa estuvo en la iglesia de Ognissanti de
Roma para recordar que allí hace 50 años se celebró la primera misa en el
idioma de la gente de la calle. Hasta entonces, la misa se celebraba sólo en
latín.
Al Papa le
prepararon los mismos vasos sagrados, el mismo atril y los mismos candelabros
que usó aquel día Pablo VI.
FRANCISCO
"La
liturgia no es algo extraño, lejano, que mientras se celebra yo pienso en otras
cosas o rezo el rosario. No, no. Hay una correspondencia con la celebración
litúrgica, porque luego la llevo a mi propia vida”.
El Papa dice
que la clave es que haya sintonía entre la liturgia que se celebra y lo que el
cristiano vive en su vida diaria. Por ejemplo, dijo que el católico no puede
tratar mal a los demás o contentarse con ir a Misa.
FRANCISCO
"El
discípulo de Jesús no va a la iglesia sólo para cumplir un precepto, para
sentirse en paz con un Dios que no nos debe 'molestar' mucho. 'Sí, Señor, yo
voy a Misa todos los domingos, cumplo. Tú no te metas en mi vida, no molestes'.
Así se comportan muchos católicos, muchos. El discípulo de Jesús va a la
iglesia para encontrarse con el Señor y recibir con su gracia la fuerza de
pensar y actuar según el Evangelio”.
Antes de
marcharse recordó que la reforma litúrgica fue "un gesto valiente de la
Iglesia”, que ayudó a la gente a comprender mejor lo que ocurre en la Misa.
Dijo que "es importante seguir la misa así”, y que por eso, "no se
puede dar marcha atrás”.
Y entre
bromas añadió que el coro había cantado muy bien, pero que le hubiera gustado
que los demás que asistían a la misa también cantaran.
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