Hace ya calor en Roma pero eso no ha
impedido que miles de peregrinos acudan a la audiencia general. Tampoco que el
Papa recorra la plaza besando niños y saludando, como hizo con estos peregrinos
enfermos. Además hubo intercambio de solideo.
Este miércoles de nuevo, Francisco habló sobre las familias. En esta ocasión
afrontó una dolorosa circunstancia: la pérdida de un ser querido.
Dijo que es especialmente incomprensible cuando fallecen los niños o cuando los
niños muy pequeños pierden a sus padres.
FRANCISCO
"Cuando una familia, en terrible
luto, encuentra la fuerza para mantener la fe y el amor que nos unen a los que
amamos, impide a la muerte llevarse todo. La oscuridad de la muerte se afronta
con un intenso trabajo de amor”.
Explicó que la muerte no resulta
natural y que incluso es normal enfadarse con Dios. Sin embargo, aseguró que
gracias a la Resurrección de Cristo, la muerte ya no tiene la última palabra.
FRANCISCO
"En esta fe podemos consolarnos
los unos a los otros sabiendo que el Señor ha vencido a la muerte de una vez
para siempre. Nuestros seres queridos no han desaparecido en la oscuridad de la
nada: la esperanza nos asegura que están en las manos buenas y fuertes de
Dios”.
También recordó que la muerte se
vuelve aún más incomprensible cuando viene provocada por el odio y la
indiferencia de las propias personas. Por eso, pidió que nadie se habitúe a
esto.
Y relacionado con la indiferencia,
habló de los refugiados. El sábado es la jornada que recuerda a estas personas.
Por eso, pidió que se respete su dignidad y envió un contundente mensaje.
FRANCISCO
"Invito a pedir perdón por las
personas e instituciones que cierran la puerta a estas personas que buscan un
hogar, que buscan una familia, que buscan ser protegidos”.
Por último, recordó que mañana se
publicará su encíclica sobre la ecología en la que pide responsabilidad en el cuidado de la Creación.
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