La Iglesia
debe ser pobre y humilde. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Comentando el
pasaje evangélico de la viuda, el Papa recordó que la Esposa de Cristo debe
brillar con la luz que viene del Señor.
«Todos los
servicios que nosotros hacemos en la Iglesia son para ayudarnos en esto, para
recibir aquella luz. Y un servicio sin esta luz no está bien: hace que la
Iglesia se vuelva o rica, o potente, o que busca el poder, o que se equivoque
de camino, como ha sucedido tantas veces en la historia y como sucede en
nuestras vidas, cuando nosotros queremos tener otra luz, que no es precisamente
aquella del Señor: una luz propia».
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