Davide tiene tres meses, nació en Holanda y ha
hecho historia: es el primer bebé que entra en el Aula del Sínodo. Se podría
decir, por tanto, que es el “primer bebé sinodal”, lo que ha hecho que se
convierta en el centro de atención de la prensa y de los participantes durante
el primer día de reuniones.
Sus padres son Massimo y Patrizia Paloni (45 y 41
años), romanos de nacimiento pero holandeses de adopción. Son catequistas
itinerantes del Camino Neocatecumenal (un itinerario de formación católica
extendido en todo el mundo), tienen 12 hijos (seis niños y seis niñas) y han
sido invitados por el Papa Francisco para ser auditores en el Sínodo de los
Obispos sobre laFamilia.
Esta misma mañana saludaron al Santo Padre antes
del comienzo de las sesiones. “Nos hemos presentado y él rápidamente ha
bendecido a Davide”. Al ver al pequeño, “se le ha iluminado el rostro y se le
veía muy contento”, relata a ACI Prensa el padre de la criatura. “Le hemos
hablado también del resto de hijos y le hemos contado que tenemos que
entregarle un dibujo que ha hecho nuestro hijo Giuseppe para él”. El Papa, “ha
dicho que los dibujos de los niños siempre son hermosos y que estará encantado
de que se lo demos”.
La aventura de este matrimonio comenzó en 2004, cuando decidieron ofrecer su
disponibilidad a Dios y a la Iglesia para ser enviados como familia misionera a
cualquier lugar del mundo a petición del Obispo de la diócesis holandesa de
Roermond, Mons. Frans Wiertz, haciendo finalmente de Maastricht su residencia
actual.
Cada mañana, el matrimonio acude al Aula Nueva del
Sínodo para participar de las sesiones llevando en el carrito a Davide. Allí,
el primer día solo lloró una vez, cuentan a ACI Prensa sus padres, “y yo salí
rápidamente de la sala para atenderle”.
“Hemos tenido una óptima acogida por la Secretaría
del Sínodo; han hecho todo lo posible por ayudarnos, por darnos en el interior
de la sala un lugar bueno para estar con el niño”, explica la madre.
“Para nosotros es un gran honor poder estar
presentes en este gran evento”, comenta Massimo sobre el Sínodo. “Estamos
agradecidos al Santo Padre por habernos invitado, también porque esto nos dará
la posibilidad de dar nuestra experiencia y agradecer al Señor por todo aquello
que ha hecho en nuestras vidas”.
Además, “será hermoso poder escuchar a los obispos,
a los Padres Sinodales y a todos los expertos que hablarán de la familia.
Esperemos que salga a la luz la belleza de la familia cristiana, porque de ella
depende el futuro de la humanidad”.
El matrimonio se siente especialmente agradecido al
Beato Papa Pablo VI por la encíclica Humanae
Vitae (sobre la familia) que
“personalmente hemos acogido como una gracia”. Con ella “hemos descubierto una
misión fantástica: poder colaborar con Dios en la generación de los hijos que
son destinados a la vida eterna”. Esta “es para nosotros la paternidad
responsable; no tanto decidir cuántos hijos tener sino ser conscientes de la
grandeza de participar en el don de la vida”.
Por eso no tienen ninguna duda en subrayar que “no
hemos experimentado esta encíclica como un peso insoportable, sino como un
don”. “Dios ha vencido nuestras debilidades y nos ha ayudado a acoger a todos
los hijos que ha querido darnos” y esto ha sido gracias a “este camino de
iniciación cristiana”.
Por su parte, Patrizia asegura que “a pesar de los
combates diarios, puedo testimoniar que vivir la fidelidad conyugal no ha sido
un peso, así como la apertura a la vida”, y “hoy me siento feliz y realizada
como mujer, esposa y madre”.
“El ‘gran dragón’, el demonio, busca, hoy más que
nunca, atacar a la mujer en las tres dimensiones esenciales, presentadas en la
Santa Virgen María, icono de la Iglesia y de la mujer: Virgen, esposa y Madre”,
dice ella.
Patrizia, además, cuenta que “cada día vemos
alrededor nuestro mucho sufrimiento, separaciones, abortos, muchas personas
solas y sin esperanza”. “El mundo –asegura– está esperando una luz: la belleza
de la familia cristiana, porque estamos convencidos de que la salvación de la
humanidad pasa por la familia”.
Massimo añade que “en el Sínodo muchos nos dicen
que están muy contentos de ver a un niño, todos le dan una bendición y algunos
incluso lo han cargado en brazos”.
“Muchos nos han dicho: ‘es hermoso escucharlos y
verlos porque son la confirmación de que lo que nosotros decimos en la teoría
puede ser llevado a la realidad’. Somos gente normalísima y si Dios ha podido
hacer esto en nosotros también en otros”.
“Hay miles de familias en el mundo abiertas a la
vida y fieles al matrimonio”, concluye Patrizia.
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