domingo, 25 de octubre de 2015

Papa: La conversión es una tarea diaria




En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que la conversión requiere un esfuerzo diario. Como el entrenamiento de los deportistas, dijo que ese esfuerzo al final siempre tiene recompensa.

FRANCISCO
"Hace algunos meses conocí a una mujer joven, madre de familia, de una familia bonita, que tenía cáncer. Era un cáncer grave. Pero ella actuaba con felicidad, vivía como si estuviera sana. Hablando de cómo lo conseguía me dijo: "¡Padre, hago todo lo que puedo para vencer el cáncer!” Así debe hacer un cristiano”.

Añadió que quienes han conocido a Cristo tienen que actuar como esta mujer. Explicó que cada día es un paso más hacia la conversión.

EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente, Radio Vaticana)


"‘Ah, Padre, ¿podemos pensar que la santificación viene por el esfuerzo que yo hago, como la victoria para aquel que hace deporte viene por el entrenamiento?’. No. El esfuerzo que nosotros hacemos, este trabajo cotidiano de servir al Señor con nuestra alma, con nuestro corazón, con nuestro cuerpo, con toda nuestra vida sólo abre la puerta al Espíritu Santo. ¡Es Él quien entra en nosotros y nos salva! ¡Él es el don en Jesucristo! De lo contrario, nosotros nos pareceríamos a los faquires: no, nosotros no somos faquires. Nosotros, con nuestro esfuerzo, abrimos la puerta”.


"Hace algunos meses, me encontré con una mujer. Joven, madre de familia – una hermosa familia – que tenía cáncer. Un cáncer feo. Pero ella se movía con felicidad, como si estuviera sana. Y hablando de esta actitud, me dijo: ‘Padre, ¡hago todo lo posible para vencer el cáncer!’. Así hace el cristiano. Nosotros que hemos recibido este don en Jesucristo y hemos pasado del pecado, de la vida de la iniquidad a la vida del don en Cristo, en el Espíritu Santo, debemos hacer lo mismo. Cada día un paso. Cada día un paso”.



"Nos ayudan a no ceder, a no ir hacia atrás, a no volver a la iniquidad, sino a ir adelante, hacia este don, esta promesa de Jesucristo que será propiamente el encuentro con Él. Pidamos al Señor esta gracia: de ser buenos, de ser buenos en este entrenamiento de la vida hacia el encuentro, porque hemos recibido el don de la justificación, el don de la gracia, el don del Espíritu en Cristo Jesús”.

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