El sábado por la tarde fue la última vez que se reunieron aquí, en el
Aula Nueva del Sínodo. Los cardenales y obispos habían leído ya el documento y,
por sus apuntes, estaba claro que en esos momentos aún era "confidencialísimo”.
Comenzaron las votaciones en un clima de silencio y
concentración. Incluso, parece que el Papa también participó en la
votación de los 94 puntos del documento.
"La
votación número 11 queda abierta”.
Después Francisco pronunció el importante discurso de
clausura del Sínodo. Agradeció la implicación de todos los
participantes pero también tuvo palabras contundentes para aquellos que se
expresaron con "métodos no del todo benévolos”.
Hablo además del binomio doctrina-misericordia.
FRANCISCO
"La
experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos
defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu;
no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de
Dios y de su perdón”.
Explicó que esto no significa minimizar las
fórmulas o las leyes sino exaltar la grandeza de Dios que trata
a las personas con misericordia, independientemente de sus actos.
FRANCISCO
"El
primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar
la misericordia de Dios, llamar a la conversión y conducir a todos los
hombres a la salvación del Señor”.
Explicó que el Sínodo concluye pero que ahora comienza un "caminar
juntos” para llevar de nuevo la luz del Evangelio a cada situación.
Tras el discurso del Papa hubo una gran ovación por parte de todos
los obispos. Después, fueron abandonando poco a poco el aula, tal y
como hizo el Papa, que tras un rápido saludo a la prensa, se marchó a casa
Santa Marta.
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