Para los acostumbrados a ver grandes
celebraciones en la plaza de San Pedro en esta ocasión notaron algo distinto.
Sería porque no todos los días se puede escuchar la poderosa voz de Andrea Bocelli resonando
en cada rincón de la plaza.
Fueron miles los que acudieron al
encuentro convocado por el movimiento de Renovación
en el Espíritu Santo.
Un encuentro ecuménico cuyo objetivo
era rezar con otros líderes cristianos por los cristianos perseguidos y cuyo invitado de
honor no pudo ser otro que Francisco.
PAPA FRANCISCO
"Los que odian a Jesucristo,
cuando matan a un cristiano, antes de hacerlo no le preguntan: ¿Pero tú eres
luterano? ¿Ortodoxo? ¿Evangélico? ¿Bautista? ¿Metodista? No. Tú eres cristiano
y te cortamos la cabeza. Estos no se confunden. Saben que ahí hay una raíz que
da la vida, que se llama Jesucristo y que es el Espíritu Santo quien nos lleva
a la unidad”.
Francisco escuchó atento el
testimonio de dos de los peregrinos. Explicaron qué papel tiene su fe católica
en su vida diaria. Uno fue un adolescente abandonado por su madre a causa de
problemas de drogadicción.
El otro, que terminó por conmover a
toda la plaza, fue el de este magistrado italiano cuyos amigos murieron a manos de la mafia. Tenían el
poder en sus manos pero fueron servidores.
"Jesús en mi vida fue siempre el
más fuerte, de verdad. Cuánta gracia del Espíritu Santo me sirvió para no
convertirme en patrón de la vida de los demás”.
El Papa advirtió contra la larga lista de tentaciones que acechan a quienes
ostentan el poder, comenzando por la vanidad. La fe, dijo, debe guiar siempre
la conducta de todo individuo.
PAPA FRANCISCO
"Es la tentación de creerse
indispensables cualquiera sea el encargo. El demonio los lleva querer ser el
que manda, a los que están en el centro”.
Durante su largo discurso el Papa
insistió en la necesidad de que los cristianos vivan unidos y
recordó cómo muchos mártires, católicos o no, encontraron la misma muerte por
confesar al mismo Dios.
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