Francisco se reunió con sacerdotes, religiosos y seminaristas en el "Coliseo
Don Bosco” de Santa Cruz, en Bolivia. Al son de esta música el Papa
entró en la sala, y lo hizo muy sonriente.
Un sacerdote, una monja y un seminarista dieron
el testimonio de su vocación.
P. CRISPÍN BORDA GOMEZ
"Lo siento muy cerca y presente en
este servicio espiritual, humano y pastoral. Incluso en los momentos más
difíciles de la vida, siempre suena su voz en mi interior: "No tengas
miedo que yo estoy contigo para protegerte”.
SOR GABRIELA CUELLAR DURAN
"Cantar es mi vida. Algo que no me
había detenido a pensar y reflexionar. La música es extraordiriaria y pensando
detenidamente por un instante, creo que el canto religioso es algo
transcendental en mí”.
El testimonio de esta monja también
estuvo acompañado de música.
DAMIÁN OYOLA RAMOS
"Mi seguimiento del Señor no es un
producto del azar. Sé que mi llamada no surgió en una noche de sudores o en una
espectacular conversión al estilo de San Pablo. Fue más bien un largo proceso
que aún sigue su curso”.
El Papa les dio un abrazo después de
dar su testimonio. Predicó sobre elEvangelio de
ese día, donde Jesús cura a un mendigo que está ciego.
Francisco dijo que hay tres reacciones posibles a los gritos del ciego.
La primera, pasar de largo.
FRANCISCO
"Pasar sin escuchar el dolor de
nuestra gente, sin enraizarnos en sus vidas, en su tierra, es como escuchar la
Palabra de Dios sin dejar que eche raíces en nuestro interior y sea fecunda.
Una planta, una historia sin raíces, es una vida seca”.
Otra reacción posible es reconocer el
dolor de una persona, pero acallarlo.
FRANCISCO
"A diferencia de la actitud
anterior, esta escucha reconoce, toma contacto con el grito del otro. Sabe que
está y reacciona de una forma muy simple, reprendiendo”.
El Papa dijo que la reacción correcta escuchar las necesidades de la gente y ayudarles, para
lo que hay que tener valor.
FRANCISCO
"Es la lógica que no se centra en
el miedo sino en la libertad que nace de amar y pone el bien del otro por sobre
todas las cosas. Es la lógica que nace de no tener miedo de acercarse al dolor
de nuestra gente. Aunque muchas veces no sea más que para estar a su lado y
hacer de ese momento una oportunidad de oración.”
Después de una breve oración, el
encuentro terminó. Francisco se despidió como llegó: entre abrazos y
bendiciones.
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