miércoles, 29 de julio de 2015

En el año 2050 China podría convertirse en el país con mayor número de cristianos.


Tras la exitosa intervención del Papa en las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos, el otro gran reto de la diplomacia vaticana es China. O lo que es lo mismo, que la mayor potencia comunista del mundo deje a la Iglesia católica trabajar de forma autónoma.

No hay duda de que el Papa está trabajando por un acercamiento pero eso no significa que haya grandes cambios a corto plazo. 


P. BERNARDO CERVELLERA 
Director de Asia News 
"China es la segunda potencia económica del mundo. Es casi una superpotencia en política internacional, por lo que a diferencia de Cuba, no necesita ayuda ni de la Santa Sede ni de nadie para consolidar su lugar en el panorama internacional”.

El sacerdote Bernardo Cervellera es el fundador de la agencia Asia News. Fue misionero en China durante años, hasta que fue forzado a abandonar el país.

A pesar de las restricciones el cristianismo en Asia sigue aumentando y se calcula que en el año 2050 China podría convertirse en el país con mayor número de cristianos.

Eso no significa que sus autoridades quieran contar con el Vaticano. Pekín impone que los católicos chinos no dependan del Vaticano, nombra a sus propios obispos y exige total autonomía.

P. BERNARDO CERVELLERA 
Director de Asia News
"El ministerio de asuntos religiosos de China envía mensajes constantemente. Dicen: Queremos una Iglesia independiente, ordenaremos 15 obispos este año. Queremos una Iglesia que sea independiente de las potencias extranjeras, incluida el Vaticano”.


Por este motivo no es extraño que algunos obispos chinos nombrados por el Vaticano desaparezcan misteriosamente sin dejar rastro o que sean enviados acampos de trabajos forzados.

Aunque en muchas zonas de China los fieles pueden practicar su fe abiertamente, existen restricciones en el modo de gobernar las parroquias, o sobre cuándo celebrar la Misa.


P. BERNARDO CERVELLERA 
Director de Asia News
"Esto quiere decir que un sacerdote no tiene la libertad de evangelizar como él quisiera, según las necesidades de la población. Debe aceptar las directrices establecidas por el gobierno”.

El padre Bernardo Cervellera no cree que se vaya a producir ninguna mejora considerable entre China y la Santa Sede en un futuro próximo. Cree que será un proceso que durará por lo menos diez años

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